Todos los que nos habíamos embarcado en esta prueba, sabíamos que no era una carrera como las anteriores que habíamos corrido, incluso las que habíamos hecho en otras ocasiones con Déjame Tus Piernas, ya que era una distancia mucho mayor y por tanto un reto mucho mayor.
Quedamos a las 5 de la tarde para tomar un café los miembros de los Xixón Runners, los componentes de esta aventura, Chechu, Chus, Jose, Edu y Samuel, y con el padre de esta iniciativa y de Sergio (nuestro rodador) para ultimar preparativos de la silla, y darnos las últimas explicaciones. Después de esto se dispusieron a hacer la prueba del funcionamiento del nuevo acople los miembros que no lo habían hecho en otra ocasión, el cual va de maravilla. Personalmente puedo decir que no estaba nervioso pero si con una sensación extraña, una mezcla entre no saber si íbamos a ser capaces de acabar la prueba, las ganas de empezarla y realizar la atención que exige Sergio, dándonos cuenta al poco del comienzo que no exigía casi nada, llegando a tirar él de nosotros en varias ocasiones. Se podían ver las ganas de todos desde el momento en el que sonó el inicio de la carrera, empezando Chechu empujando de la silla ya que era el que mas experiencia tenía en su uso y no queríamos molestar ni entorpecer a nadie.
Desde un primer momento fuimos colocados de tal manera que íbamos avisando al resto de los corredores y adelantando puestos mientras empezábamos a entonar canticos y gritos de guerra que nos acompañarían durante todo el trayecto. Como veíamos que íbamos con fuerzas y que el invento funcionaba a las mil maravillas, aceleramos el paso llegando a hacer unos tiempos que no nos podíamos haber imaginado ni en nuestros mejores sueños. Ya cerca del kilómetro 2 nos cruzamos con Abel Antón el cual nos anima y apoya a continuar, siendo un gran gesto y alentándonos más, si se puede, para continuar en nuestro reto. Después de hacer el giro en la glorieta de las proximidades del hospital de Cabiedes, aceleramos más el ritmo aprovechando la cuesta hacia abajo rondando los 5 minutos el kilómetro, ritmo que mantendríamos durante bastante distancia.
Cuando ya llevábamos sobre la mitad de la prueba, nos damos cuenta que tenemos que bajar el ritmo si no queríamos ir perdiendo efectivos por el camino, aunque poco a poco lo fuimos subiendo nuevamente sin darnos cuenta ni de las cuestas, a causa de los ánimos del público y del resto de los corredores. Todo transcurrió con normalidad durante la mayor parte del recorrido, continuando con nuestros canticos y gritos de ánimo, apoyados en todo momento por Sergio, incluso comenzando él cuando veía que flaqueábamos. Ya cuando llegamos al puente del Piles, uno de nuestros componentes no podía el fuerte ritmo que llevábamos llegando a pararse, momento en el cual paramos todos y mencionamos que esto era un equipo y que llegábamos todos como si teníamos que hacer el resto del camino andando. Después de un rato de pasarlo mal físicamente, nos recuperamos todos, en parte por los ánimos de toda la gente que estaba y en parte por la cercanía de la meta y las ganas de llegar a meta haciendo el mejor papel posible.
La entrada a las Mestas la hicimos a un buen ritmo y en abanico, para que nos pudiera ver bien todo el mundo y disfrutara un poco de lo que disfrutamos nosotros durante más de 21 kilómetros. Una vez en la meta nos dimos la enhorabuena y en especial a Sergio que se portó como un campeón.
Durante todo el tiempo hubo muy buen entendimiento entre todos, sabiendo las necesidades de cada uno y los relevos que podíamos dar, destacando que entre Chus y Edu empujaron la silla durante la mayor parte del recorrido, ya que eran los que mejor están físicamente, dejando otros trabajos al resto de componentes.
La verdad es que esta experiencia es única y fue todo un placer haberla disfrutado junto a estas increíbles personas. Como ya dijo Edu, no existe una palabra en el diccionario para describir lo que sentimos durante todo momento. Es algo que recomiendo a todo el mundo, ya que se disfruta de otra manera, sin preocuparse del tiempo, y encima te llevas para casa el mejor trofeo que puede existir, la sonrisa de Sergio.
También quiero mencionar, que al igual que en otra ocasiones me quejaba de que el público en este tipo de carreras es un poco frío, en esta se portó de 10 animando de principio a fin. También quiero agradecer al resto de corredores la amabilidad y apoyo que nos dieron a pesar de molestarles en varias ocasiones. La organización estuvo genial con las zonas de avituallamiento bien controladas, esponjas cada poco, djs en varios puntos animando mucho, e incluso música en directo a la altura de la Escalerona.
Para finalizar queremos dar las condolencias a la familia del corredor fallecido durante la prueba, y a ver si no vuelve a ocurrir una desgracia de este calibre en este tipo de eventos que deberían ser para el disfrute de todo el mundo. D.E.P.
Texto: Samuel Gurriato
Fotos: © Xixón Runners (Alejandro Campomanes-Xandrumeyes)
